Es un procedimiento de solución de conflictos. Tan sencillo como eso. Y aquí cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué es un conflicto? … y podíamos extendernos largo y tendido, pero no es el caso.
Hablar de conflicto es referirnos a situaciones habituales de la convivencia humana. Somos seres sociales y por tanto estamos obligados a disfrutar y sufrir de las consecuencias de las relaciones sociales, las situaciones de conflicto es una parte de ellas.
Si bien es cierto que cuando nos referimos a la palabra “conflicto o problema” lo primero que se nos pasa por la cabeza son connotaciones negativas (tensión, acusaciones, rechazo a escuchar, falta de acuerdo, etc.), aunque no tiene porqué. A veces un conflicto puede reportar aspectos positivos (es un hecho cotidiano de la vida y puede considerarse una oportunidad permanente para madurar y aprender). Y llegados aquí, podemos decir que la Mediación se trata de generar alternativas que atiendan las necesidades de todos los implicados y les permita obtener satisfacción mutua.
Por ello, entendemos la Mediación “como un proceso en el cual una tercera persona ayuda a los participantes a manejar el conflicto. El acuerdo resuelve el problema con una solución mutuamente aceptada y se estructura de un modo que ayuda a mantener la relación entre las partes implicadas” (John Haynes).
¿Por qué la mediación?
Porque acerca a las personas en lugar de separarlas.
Aumenta la participación de las partes y con ello la responsabilidad para comprometerse y cumplir dichos acuerdos.
Posibilita relaciones posteriores
Favorece que las partes adquieran la capacidad de solucionar otros futuros conflictos del mismo modo.